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San Hermenegildo, Santa Bárbara o Guanapay, son los nombres con los que aparece la antigua fortaleza que, como una vigía permanente, ha sido desde el siglo XV fiel testigo de la historia de la antigua capital de la isla. La Agrupación Guanapay, creada en el año 1954 por D. Lorenzo Betancort, ha querido ser la prolongación de esos escenarios de otros tiempos en los que los agricultores y ganaderos realizaban rituales con motivo de las siembras, cosechas o petición de lluvias al son de danzas y cantos muy cerca del viejo cráter de Guanapay.

Guanapay era la atalaya en la que se hicieron realidad los sueños de tantos jóvenes que habían pertenecido a las parrandas, ranchos o sección femenina. Su actividad inicial fué la de aunar manifestaciones culturales y musicales que formaban parte de nuestra identidad y además sirvió de embrión de futuros grupos musicales y folclóricos.Ya , en 1958, fue invitada a participar en el primer festival hispano-americano. A partir de 1968 se consolida como grupo y es a partir de 1971 cuando comienza su andadura musical más fructífera. Ha participado prácticamente en todos los festivales importantes de Canarias. Ha llevado su folclor por todas las islas, incluida la Graciosa que tuvo el honor de actuar delante de sus majestades los reyes de España. Ha participado dos veces en el programa Tenderete de la TVE. En canarias. Ha grabado spots para una televisión alemana y otra inglesa. También fuera de canarias ha llevado nuestra cultura a sitios tan dispares como: Coruña, Zaragoza e Italia.

En su afán de ayudar a vertebrar la sociedad ha creado el concurso de coplas canarias, único en Lanzarote, para rescatar a coplistas y costumbres de nuestra tierra, que ya va por el número XVI. En él, no sólo es un referente para todos los colistas sino que ha servido de trampolín para gran cantidad de solistas y grupos de Lanzarote y canarias en general. Además de contar con una escuela de baile durante todo el año para seguir enseñando nuestras danzas muy características y particulares.

En su repertorio aparecen innumerables temas del folclor canario con letras propias o sacadas de los ganadores de los diferentes concursos. Contamos con una cinta gravada en el 1975 y un CD en el 2003 y estamos preparando un nuevo de CD con temas y letras nuevos e inéditos así como temas de Navidad propios.

Nuestro vestuario, basado en referencias históricas casi en su mayoría de elementos, data de finales del siglo XIX y motivos de fiesta o paseo.

La Agrupación Guanapay no sólo se limita a sus actuaciones folclóricas, sino que funciona como verdadera universidad popular del folclore, donde, gracias a su legado histórico, se investiga día a día toda manifestación cultural relacionada con las tradiciones de Lanzarote.



miércoles, 21 de septiembre de 2011

Nuestra Señora de Los Volcanes. Patrona de Lanzarote.


Este sábado, 17 de septiembre de 2011, tocó celebrar la gran romería conejera: la de Los Dolores.  Para conmemorar esta fiesta, así como dar a conocer mejor de dónde viene tal celebración insular, les presentamos este texto de uno de nuestros queridos colaboradores.

Devoción a Los Dolores

La isla de Lanzarote fue la primera conquistada del Archipiélago por los normandos capitaneados por Gadifer de la Salle y Jean de Bethencourt -Señor de Grainville- a principios del siglo XV. Fue en ella donde se estableció en 1404 la segunda de las sedes episcopales de Canarias después de la de Telde (Gran Canaria). Fue bautizada como San Marcial, con jurisdicción sobre todas las Islas. Se mantuvo hasta 1485.

En el mismo lugar donde se alzaba la primera ermita-catedral de Canarias -derruida por los corsarios ingleses en 1543- se levantó en el siglo XVII la ermita de San Marcial del Rubicón (Femés, Yaiza). Consta de una sola nave, con accesos frontal y lateral enmarcados en piedra y conserva su original armadura de estilo mudéjar, así como el solado a base de losetas de piedra. Fue visitada oficialmente en 1733 por el Obispo Dávila y Cárdenas, tal y como lo atestigua una lápida labrada en su fachada.

Desde aquellos primeros años, la devoción a la Virgen María vino aparejada a la historia y a la evangelización de Lanzarote: … No hay parroquias, no hay ermitas, no hay salas de ricos, ni casas de pobres donde no haya una imagen Dolorosa. Los viernes se tributa especial culto, acostumbrando asistir al Santo Sacrificio y reuniéndose al toque de las oraciones por la noche, los fieles en sus respectivas parroquias para rezar la corona dolorosa en unión de sus párrocos…

Ya en el siglo XVIII, la devoción a la Virgen de Los Dolores se extendió por toda la isla. Gracias a una petición popular, Nuestra Señora con su advocación de Los Volcanes fue aclamada como su celestial Patrona. Los lanzaroteños unánimemente la proclamaron como su Protectora después de que se experimentaran en esta árida tierra algunos sucesos milagrosos. Las autorizaciones de prelados y autoridades eclesiásticas no se hicieron esperar y la Virgencita Dolorosa fue al fin aceptada también oficialmente: Lanzarote ya tenía Patrona: … el punto donde se tributa más alto culto y se ve más frecuentada esta devoción es el Santuario de Nuestra Señora del Volcán en el pueblo de Tinajo. Allí se ofrecen casi todas las promesas; allí entran todos los viernes fieles de toda la Ysla; allí no se entra sino de rodillas; allí comulga en tales días más de veinte personas y no pueden hacerlo muchas otras por falta de ministros del Santo Sacramento de la penitencia; allí, en fin, se puede ver lo que es devoción en los muchísimos milagros pintados que adornan las paredes del templo…

Eran dos las grandes fiestas anuales que se le han tributado -que no tributan- a Nuestra Señora de Los Volcanes en las tierras de Mancha Blanca. Si bien el día 15 de septiembre es el gran Día de los Dolores al que acude “todo Lanzarote”, existió otra festividad ya olvidada. Se trataba de la celebración del 31 de julio en la que se agradecía a la Virgen su milagrosa intersección. Se cuenta que, gracias a su mediación, se pudo extinguir los volcanes que reventaron en 1730 y en 1824. Después de este último año se la conocía como la Fiesta del Fuego.

Primera erupción y primer milagro

Se cuenta que el 1 de septiembre de 1730, tras fuertes temblores de tierra, tuvo lugar una temible erupción volcánica en Timanfaya, en el centro de la isla, que atemorizó a todos los habitantes. Fue la más larga e importante de las que han tenido lugar en el Archipiélago. Se prolongó durante seis años hasta su conclusión, el 16 de abril de 1736,  después de haber sepultado un tercio de la isla y hecho huir de ella a multitud de vecinos, refugiándose los menos pudientes en las Peñas del Chache y Famara, al Norte.

Los ríos de magma se ramificaban para todos los puntos cardinales destrozando vegas, caminos, animales, sembrados y casas. El pequeño pueblo de Tinajo se hallaba en una parte baja de una de las pronunciadas pendientes. Todo hacía presagiar que pronto una de aquellas terribles lenguas de fuego caería sobre él y lo enterraría, de la misma manera que había sucedido con siete pueblos. Un río de lava avanzaba temiblemente entre dos montañas, después de haber sido oprimido por ambas faldas y haber superado la parte alta del valle. Empezó a coger velocidad. La catástrofe era inminente. El magma iba a sepultar Tinajo: … Aquellos devotos vecinos ya no tenían otro remedio que los que podían prestar el Cielo. De la parroquia sacan en procesión la imagen de Nuestra Señora de los Dolores. La isla entera se reunió a presenciar el milagro que esperaban de la Virgen. El Rosario era la oración con que pedían la extinción del fuego. Llegan con la imagen hasta casi tocar con las llamas…

Las crónicas decían que uno de los religiosos presentes, franciscano, fray Esteban de la Guardia -padre guardián y predicador general del convento seráfico de Teguise-, había exhortado a todos los circunstantes que confíen en el poderoso patrocinio de María Santísima y se hizo solemne juramento. Éste consistía en que, si el prodigio se materializase y la Virgen llegara a interceder a las plegarias, se le erigiría un templo en su honor en aquel preciso lugar. Efectivamente, la lava se paró y se petrificó como para contener las avenidas del fuego, concluyendo por apagarse del todo. Desde entonces, este Santuario de Tinajo es la historia viva de la gran devoción que profesan los lanzaroteños a la Reina de los Ángeles y de los hombres.

Según Caballero Mújica en su obra sobre los santuarios marianos en Canarias, esta crónica procede del archivo diocesano según informe de la parroquia de Teguise sobre 1850. Según este autor, sin embargo aquél merece algunas precisiones de interés y así completar la historia de la Virgen de los Volcanes o de los Dolores. El santuario  realmente se había erigido mucho después de aquella primigenia erupción. Lo veremos más adelante.

El cuadro

En referencia a la venerada imagen de la Señora de los Volcanes, la crónica tampoco menciona si se trataba de una talla de bulto o de una pintura. Caballero nos informa de que se acentúa el correcto criterio de que fue un cuadro de Nuestra Señora de las Angustias que existía en la entonces ermita, hoy parroquia de San Roque de Tinajo. Nos decía en 1999 que este cuadro permanecía custodiado en la sacristía vieja y única del santuario de Mancha Blanca. Concluye su estudio confirmando que la imagen se adquirió muchos años más tarde y es la que hoy recibe culto.

Agustín De la Hoz escribía: hasta tal punto llegó la devoción de la Virgen de los Dolores que, en 1872 vemos como doña María Rosa Valenciano, le compra un cuadro nuevo al cura de Tinajo D. Benito Parrilla, a cambio del viejo que el P. Guardián había llevado en  procesión poco menos de medio siglo y medio atrás. Tal reliquia permanecería fuera de su lugar hasta 1910, año en que se descubre, arrinconado y cubierto por una tela, en el domicilio de don Esteban Velázquez y de manos de su esposa Dña. Juana Cabrera Feo. Preguntada ésta, que precisamente estaba enferma, manifestó lo antedicho respecto al trueque del viejo cuadro por otro nuevo. Como se le apremiara la entrega a la iglesia de tan preciada joya, doña Juana, ni corta ni perezosa, manifestó que no lo entregaría mientras durara su enfermedad, y que una vez sanada haría, además, una novena que tendría como imagen representativa a la del cuadro reclamado. Después de esto lo entregaría. Pero Doña Juana Cabrera cobró salud e hizo su novena, sin embargo seguía aferrada al cuadro como náufrago a tabla de salvación. Fuere como fuere, esta señora comenzó a ver claro cuando, en propia casa y familia, cayó una abalancha de malandantes sucesos (que culminaron con los pistoletazos de su marido) y que la decidió al fin, a entregar el milagroso cuadro en 1910. ¡Treinta y ocho años duró el cautiverio de la estimada reliquia!

Delgado Gómez, en su investigación sobre el particular, ha localizado dos cuadros que están relacionados con estos sucesos. Uno de ellos se guarda en la iglesia de San Roque y lleva la siguiente inscripción: Pertenece a Dª María Rosa Valenciano, año de 1872. El otro, de factura más moderna, es el que mandó -supuestamente- a realizar Juana Cabrera y que se halla en un lateral de la capilla mayor de Mancha Blanca.

Otra versión que circula desde muy antiguo sería la que indica que la pintura milagrosa pertenecía a una familia de Tiagua y que ésta la había prestado para la ocasión de la rogativa y que aún la conservan sus descendientes. Delgado Gómez cita en su obra sea de una forma u otra lo que sí parece claro es que ninguno de estos cuadros es el milagroso. Continúa recogiendo las palabras de Agustín de la Hoz, después de haber aparecido y entregado esta reliquia por parte de Juana Cabrera Feo: fue entonces cuando Doña Rafaela Spínola, aficionada a los pinceles, recomienda dar por su revés al lienzo una mano de barniz encarnado, a fin de conservarlo mejor, ya que por falta de otra persona más experta nada se pudo hacer para restaurar los bellísimos matices de su primitiva imagen.

Delgado estudió ambos cuadros y no notó ningún deterioro en los matices, etc. De esta investigación se desprende que es por ello por lo que suponemos que el cuadro milagroso sigue desaparecido y estos son dos originales (mandado a hacer por María Rosa Valenciano) y réplica muy parecida (de Dª Juana Cabrera). Uno de ellos está claro que fue el que se cambió al cura de Tinajo D. Benito Cabrera por el cuadro milagroso.


La aparición de la Virgen

Los lanzaroteños, sin embargo, ya libres de peligro y relajados, olvidaron pronto su promesa a la Virgen y no llegaron a construir la ermita -a pesar de la crónica-. Consta que en 1776, cuarenta años más tarde del prodigio, sólo existía una cruz clavada en el lugar donde cesó la riada de lava en 1736.

Cuenta la leyenda que, en 1774, una pastorcita de Mancha Blanca -llamada Juana Rafaela Acosta Umpiérrez- estaba cuidando su rebaño de cabras cuando una señora vestida de negro la saludó amablemente y le dijo: Niña, ve y dile a tus padres que cumplan los vecinos la promesa de construir la ermita, pues de lo contrario, correrá el volcán de nuevo. La pequeña, de unos siete años de edad, corrió a contárselo a sus padres. Ni Rita ni Juan Antonio prestaron mayor atención al comunicado y riñeron a su hija por embustera y por creer que se trataba de una historia inventada. Varios días más tarde, Juanita ve de nuevo a la dama enlutada y ésta le vuelve a dar el mismo recado. La niña le contó a la buena mujer lo que había sucedido en su casa y le dijo que tenía miedo de que la castigaran. La señora de negro, que no era otra que la mismísima Virgen María, le puso la mano sobre el delicado hombro de la criatura y le dijo: Ve, ahora te creerán. Cuando llegó ante sus padres, estos, anonadados, no dieron crédito lo que vieron: una sombra morada sobre los hombros de su hija en forma de perfecta y delicada mano de mujer. Quedaron atónitos y corrieron a contarlo a las autoridades del lugar. Juana Rafaela fue conducida inmediatamente a la Real Villa de Teguise, flor del espíritu religioso de la isla. Fue acompañada por una gran cantidad de fieles devotos de la Virgen y otros tantos curiosos que no querían perderse la efeméride. La pastorcilla fue examinada por doctores y religiosos. Estos la condujeron a varias ermitas y templos hasta que la niña reconoció a la señora enlutada en una imagen de la Virgen de los Dolores que se hallaba en una hornacina de uno de los altares de la parroquia: A partir de ahora, todos los vecinos, ricos y pobres, se afanarán por edificar la ermita prometida en aquellas casi lejanas fechas de angustia y desolación.

La ermita y la Imagen

La ermita fue fabricada en torno a 1780 y fue bendecida al año siguiente. La bella imagen mariana de la Señora de los Volcanes había llegado y había sido solemnemente entronizada en su capilla mayor. Se cree que es una exquisita obra de la escuela granadina de finales del siglo XVIII. Recubierta con gran manto de terciopelo negro bordado en hilos dorados, sobre su pecho tiene colocado un gran corazón -lo tiene plateado y dorado- en el que lleva clavados siete puñales. Debajo de él, sus manos están entrelazadas y éstas sostienen un pañuelo de encajes. La corona imperial plateada es nimbada por un halo de ráfagas del mismo material y coronado éste por una cruz. Su rostro bañado en lágrimas conmueve al visitante y sus ojos tristes han hipnotizado a varias generaciones de lanzaroteños.


Imagen de 1928 de Teodoro Maisch (http://www.memoriadelanzarote.com)

Segunda erupción y segundo milagro

El 31 de julio de 1824, a las siete de la mañana, eructó el volcán de la Capellanía del Clérico Duarte, entre Tao y Tiagua, cuyas explosiones y gran aparato de gases aterrorizaron a todos los vecinos de los pueblos circundantes, que constituidos en fervorosa procesión encaminaron sus pasos hacia el Santuario de Nuestra Señora de los Dolores, y ante Ella postrados invocaban su auxilio. Cargaron la imagen e iniciaron una marcha de rogativas por el camino de Guigan hacia la Vegueta, y a cuyo cortejo se unían labradores y pastores de Tinajo, Tajaste, Mancha Blanca, Tinguatón y La Vegueta. Sin embargo, sin considerar lo apremiante del tiempo, ciertos señores de Tinajo hicieron detener a la solemne procesión, so pretexto de correr el riesgo de estropear a la magnífica escultura de Nuestra Señora. Estas discusiones tuvieron su lugar en la palma de Yuco, donde se personaron tres individuos de los más acaudalados de Tiagua (don Juan Gil, don Marcial Acuña y el señor Mena), que se hicieron responsables con todos sus bienes de cualquier daño que ocurrirle pudiera a la sagrada imagen. Llegó al cabo, el religioso y popular cortejo a las faldas de Tamia, por el caminillo viejo de Tiagua a Tao, y a la vista del trepidante volcán colocaron la faz de la Virgen de tal manera que sus ojos también vieran la envergadura de las explosiones. Todos los concurrentes, rodilla en tierra, imploraron a Nuestra Señora que no permitiera que las tierras fueran de nuevo desoladas y sus bienes malparados. Al poco, ante el frenético gentío que gritaban “¡milagro, milagro!”, el volcán dejó de vomitar lava para expeler columnas de humo. Horas después de este nuevo milagro de la Virgen de los Dolores, el volcán retembló fuertemente, aunque en vez de escorias incandescentes soltó un verdadero río de fétidas aguas.

Otras crónicas cuentan -además- que un individuo que acompañó a la Virgen abrazado a una cruz de tea, decidido, se adelantó a la comitiva y se acercó cuanto pudo a las hirvientes lavas y clavó la cruz delante de las mismas. Es entonces cuando empezaron a oírse las voces de ¡milagro, milagro! El terrible y desolador brazo de magma se había detenido en aquel preciso lugar, a los pies de la cruz y ante la presencia de la Virgen y todo el pueblo arrodillado. En los días siguientes se desvió de su curso, para cesar definitivamente el 16 de abril de 1736.

Ésta es la crónica del acontecimiento. Desde entonces, Nuestra Señora de los Dolores pasó a ser popularmente conocida como la Señora de los Volcanes.

La conocida y ya olvidada Fiesta del Fuego, alusiva a este último portento, se celebraba, como dijimos, cada 31 de julio a partir de 1824. Sí se ha reactivado y reforzado la festividad del 15 de septiembre, onomástica de los Dolores, día fijado para celebrar una multitudinaria romería rica en devoción y tipismo porque aún late en los corazones de los lanzaroteños el recuerdo de los favores recibidos de la Madre de Dios en su advocación de los Dolores, compartidos por aquella isla que sabe de transformaciones geológicas llenas de tragedias profundamente humanas que la condujeron a la protección esperanzada, nunca defraudada, de la Virgen de sus Volcanes, expresión gráfica de su crucifixión.

Restauraciones del Santuario

Inexplicablemente, en 1850 el pequeño santuario amenazaba ruina y el obispo Buenaventura Codina y Anguerolas (1847-1857) ordenó que la imagen de la Virgen fuera trasladada hasta la parroquia de Tinajo mientras duraran las reparaciones. A finales de 1861 -una vez concluidas las obras- se trajo en solemne y multitudinaria procesión desde la iglesia de San Roque hasta su santuario, quedando abierto desde entonces al culto público.

En 1988 hubo que hacer otra restauración por culpa del deterioro. El 18 de junio de este año se trasladaron los objetos a la parroquia de Tinajo. Sobre la 1 del mediodía fue cuando sacaron la imagen de la Virgen y dos horas después se derrumbó la cúpula de la ermita, como si hubiera estado esperando a que se marcharse.


Bibliografía
ABREU GALINDO, Fray Juan de. Historia de la conquista de las Islas de Canaria, Santa Cruz de Tenerife, 1977.
ALVAREZ DELGADO, Juan. "El Rubicón de Lanzarote", Anuario de Estudios Atlánticos, Madrid-Las Palmas, 1957.
CABALLERO MÚJICA, Francisco; RIQUELME PÉREZ, María Jesús. Guía para visitar los Santuarios Marianos de Canarias, Encuentro Ediciones, Madrid, 1999.
DELGADO GÓMEZ, Juan Francisco. Canarias. Viaje a lo desconocido, Santa Cruz de Tenerife, 2008.
DEL ROSARIO LEÓN, María Teresa. "Teguise. Capital histórica", Patrimonio Histórico de Canarias, Gobierno de Canarias, Las Palmas de Gran Canaria, 1998.
VIERA Y CLAVIJO, José. Noticias de la Historia General de las Islas Canarias, Santa Cruz de Tenerife, 1971.


Por:
Revosta Bienmesabe
Martes, 13 de Septiembre de 2011
José G. Rodríguez Escudero
Publicado en el número 383